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“Lo
primero que hice cuando llegué en 1952 fue ir a una muestra en Bellas Artes”
GUATEMALTECO.
EL ARQUEÓLOGO CARLOS NAVARRETE
Domingo
02 de octubre de 2011 Abida Ventura | El Universal
Estudioso de la
cultura maya, referente de la cultura popular chiapaneca y guatemalteca, Carlos
Navarrete Cáceres (Quetzaltenango, Guatemala) llegó a México en 1952, cuando
tenía 22 años, con un único propósito: estudiar arqueología.
"A México
le debo todo, lo digo y lo escribo. Mi orgullo es ser el guatemalteco de la
arqueología mexicana", comenta el autor de libros como "Cristo Negro
de Esquipulas, San Pascual Bailón" y "la Tacita de Plata",
referentes a la cultura popular chiapaneca y guatemalteca.
Navarrete llegó,
como hoy lo hacen los migrantes centromaericanos: en ferrocaril. La diferencia
es que él entró al país de manera legal y con el propósito de estudiar.
"Guatemala quiso imitar a México con sus grandes pintores, músicos y hasta
con el buen cine mexicano. Fue cuando ví que era el mejor lugar para estudiar
arqueología, todo eso despertó en mí un interés nacionalista".
"Como
estudiante pobre fui a dar a La Merced, ahí se asentaron buena parte de los
migrantes guatemaltecos, pero también en la colonia Guerrero y los que tenían
más dinero se iban a la Roma", dice.
En esa época,
asegura el también catedrático de la UNAM y ENAH, México era un lugar lleno de
expectativas y de posibilidades para un joven centroamericano con pocos
recursos. "Si no teníamos dinero para comprar un libro, sólo con ir a las
conferencias gratis ya la hacías", dice.
Alumno de una de
las primeras generaciones en arqueología de la Escuela Nacional de Antropología
e Historia (ENAH) durante el período de 1952 a 1957 y discípulo de grandes
maestros como Miguel Covarrubias, Alfonso Caso y Manuel Gamio, Navarrete
asegura que le tocó vivir una gran época en México. "México me deslumbró.
Lo primero que hice fue ir a Bellas Artes a ver una exposición de pintura
mexicana; cada sábado iba a ver un mural diferente, los domingos a disfrutar de
la danza, del teatro y el cine. Era un México muy agradable y tranquilo",
dice.
Con una larga
carrera profesional que ha desarrollado en México, Navarrete Cáceres asegura
ser 100% mexicano. "Me duelen las cosas que le duele a México, me duele la
situación actual, me pregunto cómo fue posible que se perdiera todo. México era
la esperanza de América Latina y no es justo que un día de enero de 2006 un presidente
prometiera que seríamos de primer mundo y resulta que amanecimos como El
Salvador", considera.
Navarrete
asegura que la situación de los migrantes centroamericanos en México no es nada
nuevo. "La migración de los guatemaltecos siempre ha existido en Chiapas,
en la cosecha del café, del maíz. Era una cosa muy tranquila, la gente se
regresaba a su hogar. No había aquello de buscar la esperanza en otro país como
ahora", dice.
"Pero se
acabo aquella epóca. Ahora está el paso de toda esta gente hacia los Estados
Unidos, gente que va buscando como migrante pobre y como campesino el trabajo
que en su país no tiene".
Asegura que a
pesar de los problemas migratorios en la frontera sur de México, es destacable
la forma en que el país recibe a los migrantes centroamericanos, en especial a
los que llegan con el propósito de estudiar una carrra. "Siempre hay una
buena relación con todos los países, me da mucha alegría que México siga siendo
un referente de estudio para los centroamericanos, con universidades como la
UNAM, la de Puebla y la de Chiapas""
Aquí nunca hubo
problema ni lo hay con los estudiantes. Me tocó la época de la gran apertura,
había problemas sociales, pero México mantenía una dignidad. Adentro podía
haber problemas pero hacia el exterior, en su política internacional, no
aceptaba tener relaciones con dictaduras, por ejemplo".
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