Fuente:
RODULFO
FIGUEROA Y EL OLVIDO
viernes, 18 de
junio de 2010
Rodrigo Núñez de
León
Del casco sólo
queda una corta sección de habitaciones,
hoy habilitada de bodega, la mayor parte de la hacienda “Finca Santiago”, del
valle de Cintalapa, en la que nació
(1866) y volvió para terminar sus dÃas (1899) el poeta y médico Rodulfo
Figueroa Esquinca, fue destruida hace pocos años por su nuevo propietario en
busca de un supuesto tesoro enterrado, y cuando estaban derribando la iglesia
de la hacienda los rancheros vecinos lo impidieron, pues allà también estaban
los restos de sus propios deudos.
En esas ruinas
de la hacienda sólo una placa, ordenada fijar por algún gobierno local en 1983,
da fe que efectivamente allà vio su primera y sus últimas luces el que fue por
largos años el más conocido y popular de los poetas chiapanecos. A lo lejos
permanecen eternas las mismas montañas que TÃo Rodulfo describe en su amoroso
poemario en tres cantos denominado Olvido,
único libro publicado en vida por su propio autor en la ciudad de Guatemala.
Fue emocionante
conocer a dos parientes del poeta Figueroa los señores Iber Espinoza y Gonzalo
Figueroa que viven en dos ranchos, llamados la Esmeralda y la Selva, cercanos y
situados en los terrenos de la Finca Santiago, con amabilidad nos atendieron y
uno de ellos, don Gonzalo Figueroa, nos permitió conocer las fotografÃas en las
que el padre, la madre y hermanos del poeta nos contemplan desde el pasado. En
la que podrÃa ser la última foto tomada en vida del poeta, está sentada a su
lado doña Cecilia Esquinca de Figueroa madre del poeta, una señora de gesto y
semblante adustos. Don Gonzalo recuerda claramente que Enrique, uno de los
hermanos del poeta, fue asesinado en una población cercana, lo que motivó a que
sus hermanas vistieran por siempre de negro luctuoso y no abandonaran su
encierro en la Finca Santiago, hasta el dÃa en que ya muy ancianas decidieron
mudarse para radicar en Tuxtla Gutiérrez y don Gonzalo Figueroa las trasladó,
acompañadas con enormes baúles que entre otros efectos personales, se trajeron
con ellas los libros, documentos, fotografÃas y los manuscritos originales de
los versos del doctor y ya entonces famoso poeta Figueroa.
Ahora, en
recuerdo de mi abuela materna Josefina MarÃn Aguilar y de su prima la maestra
Cecilia Castillo Figueroa, me permito contar que gracias a mi “mamá finita” me
enteré de que con su prima y amiga Cecilia, cuando niñas eran llevadas a lomo
de tameme hasta la Finca Santiago a la gran fiesta que anualmente ofrecÃa su
propietario a Santiago de Compostela. En mis años de estudiante universitario,
como buen chiapaneco platicaba o mejor dicho entrevistaba a doña Josefina
MarÃn; y algunos años después mi jefe, el poeta Jaime Sabines me encomendó
reeditar el libro en el que don Amadeo Espinoza publicó los poemas de Rodulfo
Figueroa; la orden venÃa del propio don Juan el gobernador hermano mayor de don
Jaime. Me condujo al DF y asà tuve
oportunidad de preguntarle a mi abuela si tenÃa algo nuevo que contarme sobre
el que ella llamaba TÃo Rodulfo inmediatamente me dijo: “Busca en Tuxtla a mi
prima Cecilia, ella es la custodio de todas las cosas de TÃo Rodulfo”. Asà fue
como los baúles de las hermanas del poeta quedaron en la casa de TÃa Cecilia,
lo sé de cierto porque ella fue quien me regaló una foto retrato del poeta y un
ejemplar de la edición guatemalteca del poemario Olvido y lo que andaba yo
buscando: fotocopias de poemas inéditos de TÃo Rodulfo. Aquellos inéditos se
los habÃa ofrecido varios años atrás a su amigo el historiador Fernando
Castañón Gamboa, pero él no quiso incluirlos en el libro que publicó con la
biografÃa y poemas inéditos de Rodulfo Figueroa. Los versos que me facilitó la
maestra Cecilia pertenecÃan a una serie denominada por el poeta: “Poemas
patrios” algunos ya eran conocidos en las ediciones anteriores, pero los que me
dio la maestra no. Si el lectorÃo quiere conocerlos los puede encontrar en
Poemas, Rodulfo Figueroa, colección Libros de Chiapas.
Para terminar quiero reiterar que tres grandes
y desgraciados asuntos han dado muerte sobre muerte al poeta Figueroa. Uno: el
progreso destructor de los tuxtlecos que no tienen historia y desprecian la
memoria de sus propios paisanos ilustres despojó al parque central de la
capital del estado del nombre que tuvo varias décadas: Parque Central Doctor
Rodulfo “Figueroa Esquinca”. Dos: El nuevo dueño de la Finca Santiago con su
derecho de legÃtimo propietario la derribó y ya no hay nada que hacer. Tres: El
individuo que realizó el último libro sobre y con la obra poética de R.
Figueroa E., según cuentan sus familiares no ha devuelto los manuscritos
originales y otros documentos del poeta. Por si esto fuera poco, el libro de
poemas fue registrado con el derecho de autor a su nombre, o sea que este
sujeto puede ser el nuevo dueño de esta parte literaria del patrimonio
histórico de todos los chiapanecos y enriquecerse o entrar a la historia por
debajo de la alambrada, como el bandido extranjero que registró a su nombre el
Himno Nacional Mexicano.
3 comentarios:
hola quisiera poder hablar contigo, el papa de mi abuelo era hermano del pintor
quisiera poder saber mas sobre todo esto
Hola buenas tardes me quisiera comunicar contigo mi abuela es hija de don amadeo figueroa hermano del poeta
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