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septiembre 25, 2011

Sicilia se repliega y las víctimas toman la protesta


La caravana de la paz en Chiapas - 16 de Septiembre de 2011





Fuente:


Sicilia se repliega y las víctimas toman las riendas de la protesta

PARIS MARTÍNEZ

Luego de esperar más de cinco horas, y tras de aguantar dos tandas de lluvia a la orilla de la carretera, dos centenares de velas se encienden a las 23:00 horas de este viernes, para saludar a la Caravana de Paz en su arribo a Palenque, Chiapas, y con ellas iluminar la penumbra en la que desde un día antes quedó enfrascado el Movimiento encabezado por el poeta Javier Sicilia.

 
Sicilia en Oventic. Foto: Cuartoscuro.

“Esta luz ilumina nuestros corazones y nos ha despertado nuevamente la confianza y la esperanza”, clama emocionado el padre Gonzalo Ituarte, de la Diócesis de San Cristóbal, mientras avanza junto con la procesión de víctimas por la avenida principal de Palenque, acompañadas por los pobladores que entonan la letanía “Nuestro caminar”, en una marcha engrosada a cada paso por nuevos ciudadanos que se van adhiriendo en el trayecto al centro, apenas murmurando la copla “Da lugar a la esperanza / Da lugar a la alegría / No tengas temor de ser feliz / Y ver nacer el nuevo día”, convertida en un rumor que se impone a cualquier otro ruido de la calle, amplificado por un millar de voces.

Oventic, round II

Luego de que en Oventic se suscitara un segundo desencuentro entre Sicilia y algunos reporteros, por admitir sólo al representante de la revista Proceso (con la que el poeta colabora) en el diálogo “privado” que sostuvo con la Junta de Buen Gobierno de este municipio zapatista, Sicilia se repliega y, por el resto del día, cede su puesto al frente de la Caravana a otros dirigentes civiles: en Ocosingo, a los padres Ituarte y Solalinde. En Palenque, a Julián Lebarón, Amanda Puente y fray Tomás González.

En Ocosingo, de hecho, el poeta no hizo acto de presencia, por retrasos atribuidos al mal estado de las carreteras, mientras que en Palenque el poeta llega directo a la plaza municipal, para dirigir un breve saludo, y aclarar que “aunque no vamos a recuperar a nuestros hijos, (con la movilización ciudadana) ganamos fuerza para decirle a los señores de la muerte que somos más grandes que ellos”.

Así, la mayor intervención del poeta este viernes es, precisamente, el mensaje dirigido al mediodía a las autoridades civiles de Oventic, tres hombres y tres mujeres encapuchados, que reciben a la comitiva de víctimas (una docena en total), con la advertencia de que “nosotros no diremos nada, sólo los escucharemos”.

Ahí, el padre de Juan Francisco Sicilia, asesinado junto con cinco amigos en marzo pasado, narra a los rebeldes la manera en que “venimos caminando desde hace cinco meses: recorriendo el país, recogiendo dolores, consolando y consolándonos de tantos desprecios, de tantos agravios, gastando el alma y las suelas, para encontrarlos y abrazarlos a ustedes, cuyos dolores y agravios son más antiguos que los nuestros”, además de, como ha venido haciendo desde que la Caravana partió de la Ciudad de México, sumarse a la exigencia de cumplimiento a los Acuerdos de San Andrés, firmados por el gobierno federal, durante la gestión de Ernesto Zedillo, e “incumplidos” hasta la fecha.

La respuesta de los representantes civiles del EZLN fue corta, pero tajante, casi como una orden: “Sigan adelante”.

 
Javier Sicilia encabezó un acto solemne llamado "Grito de dolor" donde guardaron un minuto de silencio. Foto: Cuartoscuro.

Ocosingo, la guerra y la paz…

Mientras Sicilia y varias decenas de reporteros se separan de la Caravana para partir a Oventic, al tan anunciado encuentro con el EZLN (y en el que en algún momento se manejó la posibilidad de que estuviera la cúpula militar zapatista, incluido el sumcomandante Marcos), el resto del convoy sigue el itinerario con rumbo a Ocosingo, el municipio en el que, en 1994, se vivieran los más cruentos enfrentamientos entre los indígenas alzados y el Ejército Mexicano.

Justo en el mercado que entonces sirvió de trinchera a los zapatistas, este viernes se concentraron caravaneros y pobladores, rodeando el templete colocado ahí donde militares fusilaron a nueve guerrilleros hace 17 años, cuyos cuerpos fueron hallados amordazados y con el tiro de gracia, y en cuya memoria, antes de iniciar el acto, se rindió un minuto de silencio.

En esta localidad, el padre Alejandro Solalinde aclaró que la Caravana viene a Chiapas a hermanarse con las víctimas de la violencia en el estado, pero, particularmente, a “aprender de ustedes, de su resistencia, de su fe y de su esperanza, pero sobre todo aprender de algo muy importante: su capacidad organizativa. La protesta sola, la indignación sola, no bastan; soñar, sin organizarse, es una pesadilla a largo plazo. Por eso, venimos a aprender de ustedes organizarnos y a crear redes de unidad.”

El religioso, avocado a la defensa de los migrantes latinoamericanos que cruzan por Chiapas en su ruta hacia Estados Unidos, aprovechó además para formular un agradecimiento personal, ya que los pobladores de Ocosingo le proporcionaron dos capacitadores indígenas, Juana y Antonio, que desarrollaron con los migrantes del Albergue Hermanos en el Camino un proyecto agroecológico que ya se encuentra en operación.

“Nunca se me va a olvidar -narró Solalinde-, cuando fuimos al mercado a comprar las cosas que ellos necesitaban, y yo les dije: ‘Juanita y Toño, no se les olvide llevar una libretita para que vayan anotando los gastos’ y dijeron ellos: ‘No se preocupe padre, nosotros usamos Excel”. Ya se imaginarán cómo me sentí, chiquitito. ¡Viva Ocosingo!”

 
Mitin en el mercado. Foto: París Martínez.

Palenque, la resurrección…

La lluvia cae con tal ímpetu, que dificulta la visión más que la noche misma. La carretera se ha desgajado en dos puntos, obligando a los vehículos a zigzaguear y trenzarse en un solo carril por el que se va y se viene y cuando el camino parece perderse en la oscuridad, a lo lejos se enciende una luciérnaga.

Primero son una o dos luces en la lejanía, luego diez o veinte y pronto es una nube de pequeñas llamas flotando sobre el pavimento, que levanta la alegría de los caravaneros, decaídos por las diez horas de camino y por el desconcierto que han provocado los últimos tumbos organizativos de la movilización (la gresca entre Sicilia y dos reporteros, el jueves; las fallas en el resguardo de los manifestantes, evidenciada por la incursión de desconocidos en las zonas donde han acampado, así como los retrasos de varias horas en el programa de actividades).

Se trata de la feligresía católica de Palenque, dirigida por el padre Alberto, quienes reciben a las víctimas de la violencia con cantos, como el Himno a la Alegría, el Canto de los Mártires, Nuestro Caminar, Cómo hablar de paz y La paz es fruto de la justicia, himnos todos que forman parte de sus ritos habituales.

Cobijados por ellos, la marcha surca el pueblo.

“Aquí con nosotros -afirma el padre Alberto-, avanza también la memoria del Tatic Samuel (se refiere a Samuel Ruiz, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, fundador de la Teología de la Liberación en el sureste mexicano y de reciente fallecimiento), a quien conocemos como El Caminante, incansable luchador por la paz. Sí, Tatic Samuel viene aquí junto a nosotros.”

Luego, ya en el templete colocado en la plaza central, el padre Alberto anuncia la adhesión de “las seis parroquias que comprenden la zona chol (Palenque, Playas de Katasajá, Salto del Agua, Tila, Sabanilla y Tumbalá) a todas las demandas y denuncias de esta Caravana, bajo la idea cristiana de que se acabe esta guerra, que está destruyendo el corazón de nuestra patria”.

 
Fray Tomás González, Solalinde y Álvarez Icaza. Foto: París Martínez.

Tocó entonces el turno a fray Tomás González, de Tenosique, Tabasco, quien con un grupo de migrantes centroamericanos denunció el acoso que sufren los latinoamericanos indocumentados en su paso por México, principalmente a manos del Instituto Nacional de Migración, “en donde pese a los cambios recientes, persiste la estructura de corrupción”.

De hecho, se denunció, fray Tomás recibió el pasado viernes una amenaza de muerte a través de una llamada telefónica, realizada por personas que se identificaron como familiares del exdelegado del INM en Tenosique, Erick Gutiérrez Cosío, hoy prófugo tras habérsele denunciado recientemente por la presunta violación de una adolescente centroamericana y, pese a lo cual, no pierde el buen humor. “Venimos desde Tabasco -afirma- para sumarnos a esta Caravana de Paz, venimos un grupo de migrantes que se distinguen porque no nos hemos bañado en dos días.”

Sin embargo, luego de las risas, la angustia se posa sobre los rostros de quienes le escuchan: “México -afirma- es un gran sepulcro de migrantes, que sufren violaciones sexuales lo mismo mujeres que hombres, mutilación, tortura, violencia verbal, asesinatos…” Para luego, en entrevista, narrar que los testimonios de los centroamericanos son de un dramatismo irracional, que, por ejemplo, mujeres plagiadas por el crimen organizado y luego rescatadas “han narrado que las obligan a protagonizar peleas a golpes, para diversión de los criminales… Somos testigos de que en las delegaciones del INM en Tabasco y Chiapas opera un verdadero crimen organizado, tenemos pruebas de que existe una red de extorsión, trata de personas, encubrimiento, corrupción e impunidad, personal y agentes federales del INM son los principales responsables junto con los tres niveles de gobierno, de que la ruta ferrobiaria entre Tabasco y Chiapas sea hoy la más peligrosa del país. Estamos frente a un verdadero holocausto, compable con las peores tragedias de la humanidad.”

 
Foto: París Martínez.

Vuelven las víctimas al frente

Palenque se cimbró ayer con Araceli Ramírez las lágrimas de Araceli, hermana del maestro Carlos René Román Salazar, desaparecido desde el 14 de marzo de 2011 en la ciudad de Oaxaca, caso sobre el cual “la procuraduría estatal no nos da ninguna solución, siempre que preguntamos nos dicen que no tienen datos, que no hay pistas”.

y a su voz se sumaron las de Rosa, que a los 20 años fue asesinada por su ex pareja, un militar chiapaneco, frente a su madre y hermana, “fui a denunciar, pero las autoridades de mi comunidad no me hicieron caso, solo se burlaron de mí, fue así que en agosto pasado, perdí la vida y la posibiidad de ver crecer a mi hija, mientras el asesino sigue libre”. También, por conducto de familiares, se escuchó a Sabina Patricia, universitaria, indígena, activista y madre de un pequeño, “yo también me casé con un militar y, después de años de ser maltratada física y sicológicamente, decidí abandonarlo, pero él me siguió molestando, y amis 24 años, el 2 de abril de 2008, me mató, frente a la universidad, y aunque en mi caso se logró una buena sentencia condenatoria, esto no suele suceder”.

 
Altar simbólico por feminicidios en Chiapas.Foto: París Martínez

En los últimos cinco años, en Chiapas han sido asesinadas mil 456 mujeres, y sólo en 14% de los casos existe actuación ministerial, pero en la mayoría sin sentencias condenatorias.

 
Gustavo Castañeda, desaparecido por policías de NL. Foto: París Martínez.

También se escuchó a Amanda Puente, madre de Gustavo Castañeda, desaparecido el 25 de febrero por policías de Nuevo León que tripulaban las patrullas 534, 538 y 540, y quien, en medio de su dolor, se congratuló porque, a partir de que se sumó a la Caravana de Paz, “las autoridades sintieron la presión y empezaron a investigar, hasta que hace algunos días nos comunicaron que, efectivamente, los responsables de la desaparición de mi hijo eran efectivamente los policías que señalamos hace seis meses y dos días, uno ya confesó y otro permanece dettenido… habrá que ver”.

“No se trata de un cambio en la estrategia de comunicación del Movimiento -asegura Emilio Álvarez Icaza, al acompañar a Sicilia a su hotel, tras su breve participación en el acto de Palenque- siempre hemos tratado de darle voz a más víctimas, visibilizar a partir de esto otros dolores y queremos poner énfasis en eso.”

Discurso de Javier Sicilia ante zapatistas


La caravana de la paz en Chiapas - 16 de Septiembre de 2011

Fuente:

Discurso íntegro de Javier Sicilia
ante Zapatistas en Chiapas

 

Quiero saludar este encuentro con unos versos que escribieron los zapatistas para celebrar el séptimo aniversario de su alzamiento: (…)/ Resistimos a la muerte que mata matando/ Resistimos a la muerte que mata olvidando/ Resistimos a la muerte/ Vivimos/ Aquí estamos/ Así está mandado por nuestros más primeros:/ Que el 7 se abra a nuestro latido/ Que eco se haga/ Y puente/ Y camino/ Y lugar/ Y casa/ Para que viva el corazón primero de esta patria/ Para que nunca más el silencio sea cómplice del crimen/ Para que la palabra no se pierda entre el ruido/ Para que la soledad sea derrotada y no haya fronteras para el esperanza/ Para que los pies de todos tengan el paso digno/ Para que nadie quede sin lugar para sembrar la memoria/ Para que todos puedan entrar y salir y las paredes no sean cárceles sino cobijo/ Para que este país llamado México nunca vuelva olvidar a quienes por ellos y con ellos es/ Para que quien antes estuvo fuera y perseguido dentro se esté y con todos y devuelva la memoria/ (…)/ El tiempo marca ya el tiempo de los más pequeños/ (…)”. Por la memoria de nuestros muertos que viven cuando resistimos al olvido, hagamos un minuto de silencio.

Hermanos y hermanas zapatistas, venimos desde hace 5 meses caminando, recorriendo el país, recogiendo dolores, consolando y consolándonos de tantos desprecios, de tantos agravios, gastando el alma y las suelas para encontrarlos y abrazarlos también a ustedes cuyos dolores y agravios son más antiguos que los nuestros.

Hace 17 años ustedes hicieron consciente a la nación de ese desprecio ancestral y al hacerlo, al mostrarlo con el símbolo de los sin rostro, no sólo nos hicieron sentir vergüenza de nuestro olvido, de nuestra deuda histórica con los más primeros de nuestros pobladores, sino que, con una dignidad ejemplar, llenaron de contenidos a una nación que, devorada por la esclavitud de lo económico y la administración institucional de la vida, había perdido de vista su dignidad y, como en otras épocas –en las épocas en que los barbados, los que vinieron del mar, los despojaron de su historia primera– los había dejado morir de enfermedad, de despojo, de hambre y de desprecio. Por desgracia, después de la vergüenza, del entusiasmo por devolverles su historia y aprender de ella, volvimos a olvidarlos. El gobierno traicionó los Acuerdos de San Andrés y nosotros, sin saber bien lo que habíamos mirado y nos habían revelado, volvimos a someternos al juego del Estado, a la corrupción de los gobiernos, a la simulación de una transición democrática que abriría el camino a los intereses globales y a la voracidad del mercado. La consecuencia de ese olvido, de ese no haber entendido, desgarró aún más el tejido social de la nación, miserabilizó a todos, le cerró el presente a los jóvenes, fomentó el crimen y exaltó la corrupción. En esas condiciones, el gobierno, cuyo partido había enarbolado la bandera de la transición democrática, decidió, en nombre de los intereses globales de los norteamericanos y de su consumo de drogas, desatar una guerra contra el narcotráfico que nos ha costado más de 60 mil muertos, más de 10 mil desaparecidos y más de 120 mil desplazados criminalizados por un Estado que hasta recientes fechas no había querido asumir su responsabilidad. A los agravios ancestrales a los pueblos indios se han sumado ahora los agravios a toda la nación. El norte del país, hermanos y hermanas zapatistas, está balcanizado por el crimen y la corrupción de los gobiernos; el norte y parte del sur del país está destrozado por la muerte, los levantones, los secuestros, las desapariciones forzadas, los feminicidios, los cobros de piso del crimen organizado y por un ejército que, contra su vocación fundamental, ha sido sacado de sus cuarteles y ahora habita en nuestras calles. La herida abierta en la frontera norte del país, en Ciudad Juárez, se ha ido extendiendo por toda la nación como una gangrena que se está llevando a nuestros hijos e hijas y amenaza con devorarlo todo.

Desde hace 5 meses, sin embargo, queridos hermanos y hermanas zapatistas, después del brutal asesinato de mi hijo Juan Francisco y de sus amigos Julio, Luis y Gabo, nos pusimos a caminar, a mostrar que las “bajas colaterales”, las cifras con las que el gobierno quería enterrar en el olvido a nuestro muertos, tienen nombres, apellidos, familias, que muchos de ellos son inocentes y que todos, no importa que sean criminales –porque no se nace criminal– deben ser visibilizados, mostrados, recuperados en sus historias y en nuestra memoria, que debemos detener esta guerra y hacer una paz con justicia y dignidad donde, como ustedes no han dejado de repetir, se funde “un mundo donde quepan muchos mundos”, donde ningún hijo, hija, padre, madre, hermano o hermana de esta familia humana que habita México sea humillado, violado, asesinado.

Por eso decidimos, sobreponiéndonos a nuestro sufrimiento, caminar, abrazar, besar, dialogar, tocar el corazón y las conciencias de todos, hacer, sin perder la firmeza y la crítica, la paz. Porque creemos, como lo creía Gandhi, que no hay camino para la paz porque la paz es el camino, buscamos con nuestros gestos mostrarla, revelarla, hacerla presente en donde estamos.

Es tiempo, queridos hermanos y hermanas zapatistas, de hacer la paz, y la paz no puede hacerse sin todos y sin escuchar el latido del corazón de la patria, de ese corazón que late al norte, al sur, al este, al oeste, a la izquierda, a la derecha, abajo y arriba, en todas partes en donde un hombre y una mujer de buena voluntad han decidido refundar a la nación y, en el amor que sobrepasa al odio, crear un mundo en el que quepan muchos mundos. Por eso fuimos al norte, por esos nos sentamos a dialogar con todos y por eso venimos hasta aquí a saludar con toda humildad a los más primeros, a los que nos recordaron y nos recuerdan siempre que nada compensa la humillación de un ser humano.

Ciertamente, como alguna vez lo dijo Albert Camus, no podemos crear un mundo en donde ya no se asesine a los inocentes, pero juntos, con todos esas voluntades unidas, podemos hacer un mundo en donde su dolor y su muerte disminuya.

Además, no dejamos de seguir opinando y ahora exigiendo, que deben respetarse los Acuerdos de San Andrés.

Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad

septiembre 24, 2011

Las razones de Sicilia para no dar el Grito


La Caravana de la paz en Chiapas - 15 de Septiembre de 2011


Fuente:

Las 12 razones de Sicilia para no dar el Grito

PARIS MARTÍNEZ

Antes de que concluya el encuentro de organizaciones civiles chiapanecas en San Cristóbal de las Casas, Javier Sicilia se disculpa y parte, aclarando que lo hace por la cita que la mañana de este viernes tiene pactada con el Ejército Zapatista de LIberación Nacional, el Oventic. La chamarra sobre los hombros acentúa la curva que el cansancio impone a su espalda.

 
El poeta Javier Sicilia y Julian LeBaron, miembros del Movimiento por la Paz, en la frontera entre Ciudad Hidalgo, Chiapas y Tecún Uman, Guatemala. Foto: Cuartoscuro.

- ¿Qué te llevas a la cama, al final de esta jornada? –se pregunta al representante del Movimiento por la Paz– al concluir el séptimo día de recorrido por los estados del sur más afectados por la violencia y en referencia al pleito que temprano sostuvo con un par de reporteros que, más que preguntar, afirmaban que su movimiento ya no genera interés ciudadano; en referencia a los dos integrantes de la Caravana de Paz que por la madrugada de ayer fueron descubiertos en estado de ebriedad; en referencia a los dos intrusos que ingresaron al lugar donde acampaban los caravaneros en la frontera con Guatemala, evidenciando la falta de esquemas internos de seguridad; en referencia también a la cancelación de su visita a Acteal, donde acompañaría la ceremonia conmemorativa de la Independencia mexicana de los indígenas chiapanecos; y, finalmente, en referencia a su desmayo del día anterior.

El poeta ríe.

- Esa es una pregunta que no te puedo contestar –dice, por lo bajo–, estoy fatigado… pero el de esta noche fue un acontecimiento importante, hace 15 años que no se reunían todas las organizaciones civiles (prozapatistas de Chiapas) y esto significa una rearticulación importante de un movimiento que ha estado cercado tanto por los medios de comunicación, como por estrategias militares.

Ante ellos, momentos antes, en el Teatro Hermanos Domínguez de San Cristóbal de las Casas, el poeta renunciaba a dar el tradicional Grito de Independencia, como el del cura Hidalgo, para reclamar libertad, autonomía, seguridad y respeto… y lo cambiaba por silencio.

 
La caravana llegando a la frontera con Guatemala. Foto: Cuartoscuro.

Aquí, las doce razones por las que, afirmó, este 15 de septiembre fue mejor callar, en vez de sumarse a la algarabía oficial:

1. No podemos pronunciar los nombres de los héroes que nos dieron patria, ante un tejido social que la clase política y el desprecio de los poderes fácticos ha ido desgarrando; nuestros jóvenes y niños tienen destruido su futro, que es el futuro del país…

2. No podemos gritar porque cargamos la cuenta en nombre de nuestros muertos que la frialdad del estado, el más frío de los monstros fríos, ha querido ocultar bajo la legislación, la estadística y el desprecio que insulta con el registro de bajas colaterales…

3. No podemos gritar porque la corrupción de la clase política y la impunidad ha borrado la vocación fundamental del Estado, que es cuidar la seguridad de los hijos e hijas de la patria, y a causa de ello, millones de nosotros vivimos en el terror y la miseria…

4. No podemos gritar porque hoy ningún ciudadano puede transitar por los espacios públicos, poner un negocio o cultivar su tierra, sin correr el riesgo de ser levantado, extorsionado, despojado o asesinado…

5. No podemos gritar porque los MP no sólo no están procurando justicia para las víctimas, sino que, bajo este lodo en el que se ha convertido el suelo del país, las desprecian e incluso se les amenaza, porque la delincuencia que habita en muchos funcionarios y miembros de partidos que han hecho de la noble palabra “gobernar” una forma de pervertir, de explotar la nación y vincularse con el crimen pero también ser impunes, protegidos por la misma clase política, en tanto castiga a hombres y mujeres cuyos delitos son en su mayoría faltas morales, delitos del hambre, o disidencias políticas.

6. No queremos gritar, porque el gobierno, al igual que los delincuentes del crimen organizado, solo tienen imaginación para la violencia y piden militarizar al paíz, como una falsa garantía de paz.

7. No podemos gritar porque el latido del corazón de la patria está desacompazado, vivimos en un pantano hecho de miseria y despojo, y ya no sentimos la patria bajo nuestros pies. Por eso, hoy, este 15 de septiembre de 2011 guardamos silencio.

8. El silencio grita que nuestra independencia está traicionada, ante la sangre de nuestros seres queridos, la sangre de los hijos e hijas de la patria.

9. El silencio grita que la corrupción e indignidad de los señores de la muerte han llegado y humillado los gritos de Independencia que los gobernantes gritan en las plazas vacías y que son una mentira que nos humilla a todos.

10. Este silencio grita que necesitamos una ley de seguridad ciudadana y humana que haga la paz y no continúe la guerra, que necesitamos visibilizar a las víctimas, mediante una Procuraduría de Atención y una Comisión de la Verdad, que les den la justicia y el acompañamiento que les han negado.

11. El silencio grita que necesitamos respeto a los Acuerdos de San Andrés, que los intereses del mercado y la miopía del Estado sin sustancia han traicionado, así como repensar un mundo en el que, como en el mundo de las abejas, bajo la proporción divina pueden caber muchos mundos…

12. Nuestro silencio grita en este lugar que entre todos podemos hacer la paz, con justicia y dignidad, una paz que sólo puede nacer de la humildad, del amor, de los más pequeños, como el pueblo de Acteal, como las comunidades indígenas.

 
Sicilia en su camino hacia el sur. Foto: Cuartoscuro.

Sicilia el punk

El dirigente del Movimiento por la Paz aprovechó el encuentro nocturno para pedir “a la prensa una disculpa por el exhabrupto de la mañana… estoy tenso –explicó–, y pues, sacaron al punky que traigo adentro, y es que me molestaba es que los reporteros focalizan demasiado sobre mi persona, cuando yo no soy importante, soy sólo la voz que amplifica otras voces, las voces del dolor, de los agravios, la voz de la dignidad, de la reserva moral del país, de las víctimas, de la gente que ama este país, que quiere la unidad, la paz, que quiere transformarlo”.

“El evento del miércoles –afirmó– había sido muy importante, porque habíamos llegado al punto donde habíamos quedado, nos juntamos en la frontera, pasamos incluso a Guatemala, dijimos e hicimos cosas importantes y las preguntas de dos reporteros (de El Sol de México y EfektoTV) no estaban visibilizando eso, no estaban haciendo visible la dignidad que estamos tratando de llevar al pueblo de México; no están visibilizando la emergencia nacional que vivimos, ni a este México que quiere la paz, y que se expresa con el acogimiento, con el amor, con el dolor transformado en amor y dignidad, no visibilizan a las 10, 15, 20 señoras que se pasaron quizá la noche entera haciendo tamales chiquitos, verdaderament exquisitos, eso es lo que hay que decir, lo que hay que mostrar, si aman realmente este país, si realmente quieren pacificarlo, y no abonar a la violencia, en vez de hacer preguntas estructuradas para que el güey de Sicilia se equivoque o caiga en una trampa, no estoy en campaña y no nos interesa la campaña… les pido una disculpa por la falta de respeto, pero les pediría que miraran la profundidad de las cosas que traemos…

Palabras de Javier Sicilia en San Cristóbal de las Casas

Caravana de la paz en Chiapas - 15 de Septiembre de 2011




Fuente:


Palabras de Javier Sicilia en San Cristobal de las Casas

 

San Cristobal de las Casas, Chiapas 15 de septiembre de 2011.- Quiero inicar mi intervención con un hermoso verso de una de nuestras hermosas tradiciones indígena, “El canto de Atamalcualoyan”: “Mi corazón está brotando flores a mitad de la noche.// Llegó nuestra madre, llegó la diosa Tlazoltétl.// Nació el Dios del maíz,/ en la región de las flores, Una-Flor.// Nació el Dios del maíz en la región de la lluvia y la niebla, / donde se hacen los hijos de los hombres,/ donde se adquieren los peces preciosos.// Ya va a relucir el día, ya va a levantarse el alba (…)”. Por esas flores, que son nuestros muertos, y que hablan desde nuestro corazón, guardemos un minuto de silencio.

Hace poco más de 17 años, en esta tierra, hombres y mujeres levantaron la mirada y a través del símbolo del pasamontañas, del ocultar que, lo sabemos los poetas, revela, muestra, devela, hicieron visibles no sólo a los negados, a los olvidados, a los despreciados de la nación, a aquellos y aquellas a los que por desgracias nuestra independencia no ha hecho justicia, sino a través de ellos formas diversas y ancestrales de ser, de vivir, formas que la ceguera estructural de los modelos Occidente, no han comprendido y por ello han intentado borrar. Sin embargo, la grandeza de sus culturas, su formas de ser y de hacer, sus maneras de abrazar y de defender el misterio de la tierra y del territorio, no sólo han resistido en el tiempo, sino que al revelarse a fineles del siglo XX pusieron al desnudo lo que de universal hay en sus particularidades, lo que de humano, de profundamente humano hay en ellas. Su rostro velado ha sido y continúa siendo un espejo que viene del pasado y nos revela no sólo lo que hemos humillado de lo mejor de nosotros mismos, sino la hermosura de un mundo que, contra las desmesuras de Occidente, contra el arrasamiento del liberalismo económico que humilla a hombres, mujeres, niños, niñas y la naturaleza que es la casa de todo lo viviente, nos muestra la grandeza de la proporción y de la vida en común, nos muestra lo humano que la imbecilidad del poder y el dinero nos ha hecho olvidar y nos tiene sumidos en una guerra atroz y a humillado, como nunca en nuestra historia los hijos e hijas de la patria. A los agravios ancestrales y estructurales de los pueblos indios se han sumado –por no rehacer en nosotros lo que la imagen de su espejo nos ha mostrado– las víctimas de la violencia de la guerra por el control del poder y del dinero. A sus dolores y la dignidad con la que han resistido y mantenido en pie el espejo en el que el país debe mirarse, sumamos ahora los dolores y la dignidad que esta guerra nos ha traído. Por eso hemos vendio hasta aquí, por eso hemos ido del centro al norte y del norte al sur uniendo dolores, visibilizando los agravios, abrazándonos, consolándonos, uniéndonos para mostrar el camino de la paz y la justicia que a lo largo de la historia se nos ha ido negando. Nosotros y nosotras también, junto con ustedes, somos los pobres, los negados, los despojados, los invisibles, que al mirarse en su espejo nos hemos quitado el pasamontañas para que se nos mire, para que se sepa que no somos “bajas colaterales”, estadísticas, criminales a los que se les ha arrancado a sus hijos porque se lo merecían, porque, al igual que los gobiernos lo han hecho con los pueblos indios, son criminales, gente que no entra en el esquema de la violencia estructural del poder y por lo mismo hay que violentar, humillar, depreciar, criminalizar para que aprendamos a vivir con el horror y bajo el horror, para que aprendamos a vivir bajo el miedo y con el miedo; nos hemos quitado el pasamontañas para mostrarles por fin el rostros, que ustedes habían revelado al ocultarlo, y decirles que tenmos nombres, apellios, familias, que pertenecemos a esta gran casa que se llama México y que estamos con ustedes de pie.

Porque nosotros y nosotras somos ustedes y ustedes nosotros, y nosotras; nosotros y nosotras ustedes somos en el corazón también los que dialogamos con todos para mirar juntos, somos el abajo y el arriba, la izquierda y la derecha, el país olvidado, el país arrasado, el país que exige la paz, la justicia y el amor que nos han arrancado; esa paz, esa justicia en la que mirándonos siempre en el espejo del pasado podemos rehacer nuestro presente para pereparar el futuro de los que vienen y hacer que esta casa llamada México, sea ese mundo, hoy negado, en el que quepan muchos mundos. Somos también, con todos en el silencio y el dolor que lo contiene, el grito negado y vaciado de contenido de nuestra independencia.

Desde estas tierras próximas a San Andrés Larrainzar, no sólo opinamos, sino que exigimos, como un pendiente de la Nación sin el cual no habrá paz, ni justicia, ni dignidad, sin el cual no hay verdadera independencia, que se respeten los Acuerdos que se pactaron allí y la nación reconoce, que se respeten los Acuerdos de San Andrés.

San Cristóbal de las Casas, Chiapas

15 de septiembre de 2011.

septiembre 23, 2011

La Caravana de la paz llega a Guatemala


La Caravana de la paz en Chiapas - 14 de Septiembre de 2011


Fuente:


La Caravana llega a Guatemala
e increpa a siete naciones

PARIS MARTÍNEZ (@PARIS_MARTINEZ)

 
La Caravana por la Paz en la frontera que divide México y Guatemala. FOTO: Cuartoscuro

Justo cuando el Sol se ocultaba, en punto de las 19:15 horas, la Caravana de Paz cruzó ayer  el Río Suchiate, frontera natural con Guatemala, para posarse sobre suelo del vecino país (aunque sin abandonar las barreras del puente que une ambas naciones), y ahí no sólo formular una petición de perdón a los migrantes latinoamericanos que son vejados en suelo mexicano, en su ruta hacia Estados Unidos, sino también para expresar, en conjunto con las organizaciones del otro margen, exigencias concretas a los gobiernos de Nicaragua, Ecuador, Colombia, Honduras, Argentina y, por supuesto, México y Guatemala.

Más allá de la mitad del puente, cobijado por las víctimas de la violencia provenientes de ambos lados del río, Javier Sicilia, quien encabeza la movilización ciudadana, pidió a los migrantes latinoamericanos “que nos perdonen por no levantar la voz antes, por no tener fuerzas necesarias para detener antes el dolor, ni para impedir los secuestros y asesinatos de los que son sujeto en México”, y afirmó que “es una vergüenza nuestra que aquí (en la frontera con sur) no empiece para ellos y ellas una vida mejor, sino un calvario a manos de bandas de homicidas y de autoridades cómplices”.

“Su dolor –afirmó el poeta–, nos duele y se agrega al de las miles de personas que sufren en nuestro país, en donde vivimos inmersos en un lodo que ha borrado las fronteras entre el Estado y el crimen”, problemática de la cual, dijo, “la impunidad con que opera el Instituto Nacional de Migración es un ejemplo“.

“Hermanos y hermanas –remató–, venimos desde muy lejos, recogiendo dolores, increpando a nuestras autoridades, para pedirles el perdón que, en realidad, debería de pedir nuestro gobierno.”

 
FOTO: PARÍS MATÍNEZ
Los migrantes rezaron y prendieron un veladora para pedir por los suyos.

Reclamo a siete Estados

La ceremonia de bienvenida a la Caravana de Paz, dirigida por el Comité de Unidad Campesina (CUC) de Guatemala, se realizó teniendo como centro un pequeño altar, en el que un cirio iluminaba una modesta reproducción de San Juan Diego arrodillado ante la Virgen de Guadalupe.

Ahí, ante las más de 700 personas reunidas, el dirigente guatemalteco Rafael González, del CUC, restaltó que en su país “se conoce bien de la lucha que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad emprende” y resaltó que, “a pesar de que nos han dividido como pueblos”, debe recordarse el mensaje de nuestro libro sagrado, el Popol Vuh, que dice: ‘Que todos se levanten juntos, que ningún grupo se quede atrás’”.

González, además, fue el encargado de leer las exigencias de lo que él llamó la Caravana Internacional de Paz a distintos gobiernos del subcontinente, empezando por el nicaragüense, al que demandó reconocer y respetar los modelos políticos tradicionales de los grupos indígenas.

Al gobierno de Ecuador se reclamó consultar a las comunidades indias antes de adoptar políticas que las afecten, así como detener la privatización de sus playas y la entrega de los recursos naturales a empresas privadas.

En tanto, al gobierno de Colombia y a las guerrillas que ahí operan se les pidió entablar un diálogo humanitario que termine la guerra fraticida de décadas y a Argentina se demandó reconocer los títulos comunitarios sobre la propiedad de la tierras que habitan.

Al gobierno actual de Honduras, surgido tras un golpe de Estado, se reclamó respeto irrestricto a la cultura, tradiciones y autodeterminación de los pueblos originarios.

Vino entonces la exigencia al Estado guatemalteco, a cuyos “politiqueros” se reclamó no lucrar más con la pobreza del pueblo, en busca de votos y al mexicano que cese el acoso a las comunidades zapatistas, así como a los pueblos de Atenco y Comalapa, además de la cancelación de las concesiones de tierras indígenas a empresas mineras trasnacionales.

“saber que mis hermanos hacen estas salvajadas en nuestro país, me hace sentir humillado“ dijo Julián Lebarón

Basta…

Luego de escuchar el testimonio de Dalila, una migrante que sufrió abuso sexual por parte de un traficante de personas, en su cruce a México, Julián Lebarón, otro de los emblemas del Movimiento por la Paz, que el pasado martes se sumó a la Caravana, aseguró que “saber que mis hermanos hacen estas salvajadas en nuestro país, me hace sentir humillado“, para luego narrar que ya antes, al trabajar en Estados Unidos con migrantes de El Salvador y Honduras, vivió a su lado el secuestro y asesinato de la hermana de uno de ellos, por la que incluso se pagó el rescate.

Vino entonces el pronunciamiento de un  grupo de jóvenes que, por iniciativa propia, leyeron un pronunciamiento en el cual se condena “esta noche neoliberal, en la que la política y el negocio de la muerte rompen el tejido social (…) y en la que quienes se erigen y vanaglorian como dueños de Nuestra América nos han quitado el derecho a la educación, a la salud, a la vivienda, a un trabajop digno y, más aún, el derecho a la vida misma. Hoy decimos ¡Basta! ¡Basta a una guerra falsa!”.

Ellos no fueron, sin embargo, los únicos jóvenes en fijar su postura.

Antes, incluso, de que Sicilia llegara al puente fronterizo, 13 muchachos aguardaban, justo a la mitad del camino, trenzados sus brazos por encima de los hombros, formando un círculo cuyo significado, reveló uno de ellos, era “la unidad”.

Los trece jóvenes, oriundos todos de Suchiate-Ciudad Hidalgo, Chiapas, aguardaron en esa postura hasta que la Caravana de Paz hizo su aparición, en el extremo mexicano. Fue entonces que, sin romper la cadena, avanzaron hasta el lugar donde esperaba el cirio y la imagen religiosa, sobre una sencilla mesa, y ahí se convirtieron en el cinturón que resguardó a los líderes civiles, mexicanos y guatemaltecos, en su encuentro de ayer. Para entonces, el Sol se había ocultado.

Mácula

Cabe destacar que el acto completo hacia el lado guatemalteco no pudo concretarse, debido a la dilación en la entrega de una lista con los nombres de los integrantes del contigente, que ya estaba pactado con el cónsul de aquel país en la Ciudad de México, Héctor Sipac.

Trascendió, además, que al menos 25 personas han presentado problemas estomacales durante el viaje, a causa de la poca resistencica a la variedad de alimentos que, en los distintos puntos de descanso, se han consumido.

La Caravana de Javier Sicilia

La caravana de la paz en Chiapas - 14 de Septiembre de 2011


Fuente:

La Caravana
del Sur

JOSÉ GIL OLMOS
14 DE SEPTIEMBRE DE 2011
ANÁLISIS
La Caravana de Javier Sicilia.

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MÉXICO, D.F. (apro).- Extrañamente, la caravana de la paz que durante 11 días recorrerá 3 mil 500 kilómetros del sur del país, inició de una manera fría en el Distrito Federal y Cuernavaca, quizá por dos factores: apatía y miedo, que juntos han ocasionado un efecto de vacío en algunas plazas de pueblos y ciudades controladas por el crimen organizado, donde los ciudadanos apenas asoman la cabeza para mirar el paso de 14 autobuses donde viajan 600 personas.

La caravana es como una especie de cápsula que lleva en su interior un mensaje de paz en medio de la violencia y la muerte. En los autobuses van familias de víctimas de la guerra contra el crimen organizado y algunas otras que, como la hija de Lucio Cabañas, aún sufren la represión de una guerra más vieja, la que el Estado declaró a los grupos guerrilleros en los años setenta.

También viaja un grupo de migrantes centroamericanos que se ha unido a la causa pacífica del movimiento que encabeza Javier Sicilia y que ha conjuntado a cientos de víctimas que llegan a todas las plazas a contar sus historias.

Es como una pequeña troupe de actores que van narrando sus tragedias particulares y juntas retratan la tragedia nacional por la que cruza el país, que en números se traduce en 50 mil muertos, 10 mil desaparecidos y 3 mil 500 desplazados por la guerra.

Si uno se para a la orilla de la carretera puede ver pasar a 15 autobuses llenos de gente, que al frente y a los costados llevan una paloma de la paz. En el contingente va también un viejo autobús escolar con enormes bocinas, que a veces sirve de templete en los actos o para que los fotógrafos tomen las mejores imágenes desde lo alto del techo.

Serpenteando las carreteras que cruzan valles, sierras y montañas, la caravana de la paz lleva en su interior las historias de injusticia, impunidad, horror y desolación que les han dejado sus muertos y desaparecidos.

Al llegar al sur, esas historias se juntaron con las historias seculares de marginación, pobreza, violencia institucional y olvido.

Son historias que, como en el caso de Guerrero, se funden con las nuevas, creadas por el miedo que en los ciudadanos han instalado los grupos del crimen organizado, que en cuatro años han dejado casi 3 mil muertos y decenas de desaparecidos en la entidad, de acuerdo con el Comité de Muertos, Desaparecidos y Secuestrados del estado.

Todo eso ha perdido el interés para un sector de la prensa mexicana, que absurdamente ha puesto en primer lugar las campañas preelectorales y ha dejado a un lado las consecuencias de la incapacidad e ineficiencia de la clase política nacional, que está más atenta a sus propios intereses que a los de los ciudadanos.

Un claro vacío han creado sobre todo Televisa y Televisión Azteca, totalmente ausentes de la cobertura diaria de la caravana y sus víctimas. No enviaron a uno solo de sus reporteros y apenas se cubren con algunas notas de sus corresponsales en las principales ciudades.

Mientras tanto, algunos diarios dejaron de enviar fotógrafos y reporteros, haciendo un vacío en sus páginas, donde ya no incluyen las historias de quienes han sido víctimas de una guerra absurda que día a día cobra más muertos y desaparecidos.

Curiosamente, en Oaxaca algunos reporteros cuestionaron a Sicilia por la poca difusión de la caravana en los medios, y en una jugada de palabras el poeta reviró: “Ustedes, los medios, son los que deberían responder a esta pregunta: ¿Por qué ya no les interesan las víctimas? ¿Por qué le dedican más espacio a los políticos y no a la gente?”.

La pregunta es un ejercicio de mayéutica, porque al regresar el cuestionamiento hace ver a ciertos medios en su juego perverso de seguir la dinámica de los políticos, los principales responsables de la tragedia nacional y del miedo que ha provocado el crimen organizado.

No es gratuito, entonces, que haya apatía y miedo en muchas plazas por donde ha cruzado la caravana de la paz en su periplo por el sur del país.

Al crear un vacío informativo, estos medios están reproduciendo el clima de terror que han edificado los grupos del crimen organizado, ya que les interesa más destacar la declaración o las notas rojas que la propuesta de paz de este grupo de hombres y mujeres que van recorriendo el país, consolando a otros que como ellos sufren las consecuencias de los errores de la clase política nacional.